El médico, debido a su profesión, se ve obligado a relacionarse con gente de distintos matices según el rol que asuma y la situación que lo envuelva. Indudablemente los más relevantes son el de colega y el de operario de la salud, en los cuales se requiere de una serie de elementos especiales aplicándolos a cada uno, en el momento de efectuar la comunicación para que esta cumpla el objetivo de ser eficaz.
Por ello el profesional debe formarse como emisor panelista, informativo y preventivo, para un individuo que hace parte de una sociedad, así adquiere la capacidad de exteriorizar sus ideas con un lenguaje indicado según el receptor al que se dirija.
Este llamado “lenguaje indicado” puede asumirse como código del mensaje, el que le incumben características en el léxico, es decir, que el médico debe utilizar un vocabulario técnico, formal y concreto con fines de debate e información en el momento de comunicarse con un colega o alguien laborador en su mismo campo, sin permitir que una terminología sofisticada termine dándole apariencia a su diálogo, como si fuera sobre un objeto tecnológico o de avance, olvidando que el tema es o afecta directamente el ser humano.
A la hora de efectuar una interacción médico-paciente, el médico desde el inicio debe emitir un lenguaje positivo no verbal, de esta manera, el paciente se sentirá cómodo y se le facilitará hacer su comunicación eficiente, no en el sentido de la ligereza, sino en el de una buena expresión para la comprensión ideal que se espera del médico, a su vez este debe dar una respuesta con vocablos coloquiales según el nivel de entendimiento del paciente, limitándose hasta cierto punto, pues no debe confundirse esta forma de expresión con el irrespeto a la otra persona.
La información y la prevención son los fines de la comunicación eficaz que intenta el médico hacia el afectado de la dolencia por la que recurre, teniendo siempre presente que este proceso lo lleva a cabo en compañía de un ser humano, encontrando la forma anímica y corporal adecuada con la cual su mensaje estará conducido, ya que el mensaje debe tener una repercusión buena o por lo menos estable en un paciente, y no correr el riesgo de que el lenguaje del médico se convierta emocionalmente en una daga mortal.
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